En este comienzo del Siglo XXI vivimos en un periodo en el que hablar de esfuerzo resulta contraproducente.
Es casi como si todo a nuestro alrededor nos empujara a pensar:
¿Para qué hacer los difícil si lo fácil me llega?
Y el siguiente paso, si uno es profesor de yoga: » Si soy exigente en mis clases, mis alumnos dejarán de venir, irán a otro sitio donde los traten «mejor».
En estos días en los que de todos lados nos llegan críticas sobre la «dureza» y la «dificultad» de nuestra enseñanza, quizás sea momento de recentrar la enseñanza de Guruji y la de Patañjali, ser conscientes de a dónde queremos llegar y, así, poner los medios imprescindibles para alcanzar nuestra meta interior
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